La presión es de ellos, no nuestra - Diario Clarín (08/08/2004)
TELEVISION: ENTREVISTA CON DADY BRIEVA Y ROMINA GAETANI, PROTAGONISTAS
DE "LOS SECRETOS DE PAPA", POR CANAL 13
"La presión es de ellos, no nuestra"
Encabezan la tira que sale, desde hoy a las 21, a competir con "Los Roldán", el éxito de la temporada. Dicen que trabajan con el relax de los que saben que llevan las de perder pero se les nota que apuestan fuerte a dar vuelta la tortilla.
Adriana Bruno.
abruno@clarin.com
El Muzzopappa
que fue
Lo de Alberto Muzzopappa no era fácil. Un tipo de barrio,
chapado a la antigua, jefe de familia numerosa aunque soltero,
dueño de una sodería y de muchos problemas, debía
ganarse el corazón de la una sexóloga, independiente,
madre soltera y feminista, interpretada nada menos que la reina
de las telenovelas, Andrea del Boca. Pero El sodero de mi vida
(2001) hizo lo suyo y la simpatía que Dady le puso al
personaje logró el resto. A poco de andar, nadie entendía
por qué esa mujer desprotegida no le entregaba definitivamente
su vida a ese hombre mujeriego pero sensible que tan bien sabía
contenerla. Hubo, entonces, discusiones, infidelidades, y hasta
disfunciones sexuales. Era que la tira debía seguir,
claro, y lo hizo acompañada por un éxito sin discusiones.
La gitana Isabel
que fue
Isabel Salvatori tenía destino de malquerida. Linda y
sensual como pocas, la gitana cocinera a la que Romina Gaetani
le puso belleza,
pasión y garra en Soy gitano (2003), se enamoró
de entrada, perdida e incondicionalmente, de Amador (Osvaldo
Laport). Sabía ella que él andaba loco tras los
pasos de Mora (Julieta Díaz). No sospechaba, claro, que
Amador era su tío. Nada le importó, y a fuerza
de mostrarse peleadora, coherente, nada manipuladora, Isabel,
de la mano de Romina, se fue ganando el corazón de los
televidentes hasta cambiar el rumbo de la historia. Tanto, que
Amador se quedó con ella, y fueron felices y tuvieron
muchos hijitos. Las escenas de sexo de la pareja calentaron
la pantalla, y Romina se ganó en buena ley tanto el protagonismo
como la imagen de bomba sexy.
Para Dady y Romina el desafío es doble. No sólo tendrán que hacer su tira lo mejor que puedan y revalidar títulos personales, sino también salir a competir con Los Roldán, el gran éxito de la temporada, los 35 puntos de rating promedio, el fenómeno instalado.
Esta competencia,
¿genera una presión adicional?
Dady: Y... es como poner una heladería
a fines de febrero. Está la ansiedad de los que preparan
los gustos, de los que atienden, por el tiempo que se perdió,
pero uno tiene que aferrarse a que el helado de uno es mejor,
a que tiene buena atención... Con esto no quiero caer
en el discurso de la competencia no nos importa pero la verdad
es que tampoco nos queda otra. Yo, hasta a las figuritas juego
a romperle el c... a mi contrincante. Con mucha plata, con poca
plata, con mucho éxito, con poco éxito... yo siempre
juego a ver quién escupe más lejos. Eso es una
enfermedad mía. Pero fuera de eso, lo científico
es que no hay mucho p'hacer, digamos. Aunque también
hay una cosa en esto de ir de punto. Juega Cambaceres contra
el Celtic de Holanda: todas las de perder. Todo el mundo lo
sabe. Entonces la presión es de ellos, no nuestra. ¿Cuántas
veces ha pasado en la historia que Carlos Monzón noqueó
a Benvenutti? El ir de punto te da una cosa así, de que
solamente tenés que salir a jugar y hacer lo tuyo, sin
presión.
Romina: Y como grupo, eso hace que estemos
todos como relajados. Como diciendo pasémosla bien
Dady: Claro, somos los teloneros de los Rolling.
¿La lucha
va a ser día por día?
Dady: La historia está pre escrita hasta
el capítulo 70 de los 170 que va a tener la tira. No
es que se va a ir armando día a día de acuerdo
a lo que tenga el otro. Hay una relación coherente en
lo que les pasa a los personajes de aquí a un futuro.
Yo no quiero meter púa, pero no podés ir detrás
de eso. Hoy uno descubre la verdad, después se va a acostar,
después tenés que poner tres vagos más
en la cama, ¿y adónde te lleva todo eso?. En una
tira tenés dos casamientos, dos conflictos y dos cosos
más. El día a día te va quemando cosas,
es como un McDonald. Esos son los golpes importantes, pero después
la media te la da otra cosa. Hoy juega Argentina, te da rating,
pero después no juega Argentina....
Llega el chiste sobre su parecido con John Kerry, el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos ("es como yo con el pelo de Julián Weich", confirma Dady) y el contraataque de Brieva a su compañera: "¿soy lindo yo? ¿vos no me ves lindo? Decí la verdad, ¿no te parezco seductor?". Gaetani se ríe y le concede un par de frases para el ego.
El ex Midachi sabe que no necesita ser carilindo ni musculoso para lograr que mucha gente se conmueva con sus amores y lo quiera definitivamente al lado de la chica bonita de la tira. Lo descubrió con Tucho, aquel amigo del alma de Panigassi que, en Gasoleros (1999), vivía enamorado de Cecilia Milone sin animarse a decírselo. Ese personaje tierno y bancador, leal y sin vueltas, "resultó" tanto que, dos años después, Dady se convirtió en el galán de Andrea del Boca en El sodero de mi vida. Mientras tanto, antes y después, pasó como conductor por distintas temporadas de Agrandadytos, por Canal 13, y por una de Dadyvertido, por Telefé. Y se reunió, ocasionalmente, con los Midachi.
¿Te gusta
volver a ser galán?
Dady: Cuando hacía de Tina Turner en
Midachi trataba de seducir. Vestido de Grecia Colmenares en
Topacio, de Jennifer López salgo a seducir, trato de
gustar siempre, de que se me vea bien. Ahora hago un tipo que
hace de gay y le cambié el vestuario porque quiero que
tenga ropa linda, de comedia americana, ahora que están
tan fashion. Y trato de conquistar a los gay, a los maridos,
a las mujeres que fantasean con gays, a todos.
Vas a repetir una dupla con Alberto Martín, como
en El sodero de mi vida.
Dady: Alberto hace del dueño de la fábrica
de pastas. La verdad es que somos viciosos los dos en esto de
engancharnos; nos endulzamos porque él tiene mucho texto
propio y yo también, entonces cuando nos juntamos vamos
floreando, salen muchas cosas. Nosotros lo disfrutamos, lo disfrutan
todos pero se hacen escenas larguísimas y siempre tiene
que haber alguien que diga bueeeno, chicos, corten.
¿Cómo
creés que van a reaccionar los gays con tu personaje?
Dady: Mi personaje es un actor que está
haciendo de gay circunstancialmente. Mi gay no tiene una historia,
una presencia, algo definido. Encima mi actor no es Alfredo
Alcón tampoco. Entonces, no es como dicen algunos que
a las nueve y media de la noche va a ir todo lo homosexual en
la televisión. Esto no tiene nada que ver, no es La jaula
de las locas.
Romina Gaetani sigue riendo a carcajadas con cada ocurrencia de su nuevo compañero. A los 25 años, esta ariana porteña y soltera que empezó en 2000 con Chiquititas, ostenta un par de memorables malvadas televisivas (la Melina de Yago, pasión morena y la Pilar de Mil millones) y una auténtica heroína como la de Soy gitano. Este año, además, acaba de estrenar en teatro Seda, junto a Jorge Suárez y Antonio Ugo.
Sabe ponerse seria, sin embargo, Romina. Y lo hace al momento de hablar de lo que significa para ella haber accedido a un protagónico de primera línea, donde ya no jugará de contrafigura sino que será, de entrada, la "chica de los sueños" de este hombre con tantos secretos. Ella prefiere relativizarlo: "Me pone muy contenta, claro, pero también soy conciente de que un protagónico es una circunstancia y un título. Te sirve para el curriculum y para lo que ganás a fin de mes. No es poco pero no es todo", dice. Y pone la euforia, más bien, en el elenco que le tocó en suerte. "Estar con gente como Dady, Rita Cortese, Betiana (Blum) —apunta—, eso sí me produce un agradecimiento constante. Hace un par de años yo era una estudiante de teatro y una televidente más que a todos ellos los veía en la pantalla o desde la platea de una sala, hoy tengo la posibilidad de hacer comedia por primera vez, con comediantes de la talla de ellos."
¿Y cómo
te llevás con la comedia?
Romina: Me cuesta horrores. Y a veces tengo
dudas... pero también entiendo que los tonos de comedia,
en esta tira, no los da mi personaje, que es muy tranquilito.
Eugenia perdió a sus padres de adolescente y al poco
tiempo conoció a Tony (el personaje de Federico D'Elía),
se casó y ahora él es su marido, su familia, el
padre que no tiene, todo junto. Ella es muy inocente, un poco
aniñada, quizá por una etapa de la vida que le
quedó pendiente. Es humilde y sensible pero no tiene
ambiciones: en la medida que su familia y sus afectos estén
bien, ella no quiere nada más, la vida es eso. Aunque
tiene una gran vocación por cantar. Y en una de esas
vueltas, se encuentra con Rubén Jilguero, el personaje
de Dady, y él provoca en ella las ganas de sacar esos
sueños que tiene.
¿Nada
que ver con las malas sexies —o con la buena sexy—
que venías haciendo?
Casi nada. Las malas eran malas básicamente por su gran
pobreza emocional. Esta es un amor, pero es una mina quedada,
con una energía muy alejada de la que puedo tener yo.
Eso sí, comparte conmigo la transparencia. Y la ingenuidad...
"¡Yo sí que tengo suerte! —interrumpe Brieva, muy en su estilo—. Mostró las lolas en todos los programas y cuando yo digo mirá el bomboncito que me voy a comer, se pone una polera hasta la nariz y me habla como si fuera Lydia Lamaison, Elena Tasisto". "Decime —la increpa—, tu hermana, la del año pasado, la de Soy gitano, ¿cuándo viene?". "Avisale y nos inventamos un romance así agitamos un poco la cosa y vendemos mejor la tira". La risa vuelve a dominar la escena y persiste mucho después de la última pregunta.
¿Cuándo
se besan?
(Dady): Ya hay quilombo el primer día. Ella está
mal y él la agarra y le come la boca, así, desaforadamente.
Pero si él
simula ser gay, ¿cómo lo explica?
Ahhh, eso es lo bueno. En el primer capítulo lo matan
al muchachito y la gente no sabe qué pasó.
Diario Clarin (08-08-2004)